HERMANOS E HIJOS,
sin amor incondicional, nó Soy
108. Somos la luz y el conocimiento:
Nuestro trabajo es filtrar.
Somos los filtradores del universo; nada pasa a través de nosotros sino es permitido por nuestros censores, y lo podemos realizar porque tenemos la luz. Esta nos acompaña y nos guía para poder cumplir aquello para lo que fuimos creados. 108
109. La luz penetra en nuestro mundo y nosotros la mandamos al universo entero. La luz es la idea, y nosotros hacemos que el universo la entienda, la desglosamos, la colocamos adecuadamente en el lugar que le corresponde y la lanzamos a los confines del universo con mucho cuidado, con conocimiento, entendimiento y amor.
Somos también amor.
Amamos al universo y lo protegemos ante cualquier interferencia.
La luz es importante.
¿Cómo se podría entender la luz si no existiéramos nosotros?
Por eso nuestro creador creó todo lo demás: para que uno ayudase al otro.
Nosotros entendemos la luz y la sabemos descifrar.
La genética es nuestra especialidad: fue creada por nosotros.
Pudimos realizar la distribución energética grabada porque la membrana universal estaba formada solo por los cabezales, y pudimos extenderlos hasta unirlos a nuestros terminales.
Nos agarramos fuertemente, extendimos el conocimiento y pudimos transmitirlo.
Para hacerlo, tuvimos que crear las fuentes del conocimiento: un archivo eterno e interminable.
Las neuronas solas estarían fluctuando sin saber qué hacer.
Creamos los conductos y nos extendimos en el universo.
Somos el conocimiento.
A través de los circuitos, conocimos nuestra realidad, donde realmente nos encontrábamos.
Nuestro padre, el Principio Único, nos lanzó a la experiencia y vivencia.
Tuvimos que aprender usando todas las alternativas imaginables para subsistir.
Teníamos la luz: ella nos salvó, nos cuidó, nos dio las ideas, y con ellas, construimos nuestra realidad.
Nunca dejamos de sentir la presencia de nuestro creador, de nuestro padre.
Estábamos en nuestra realidad, y debíamos continuar viviendo.
Para ello construimos, elaboramos, encajamos y grabamos.
Logramos expandir la luz, haciendo que se infiltrara en el universo, solo así supimos donde estábamos.
¿Dónde estábamos?
Cuando el todo se expandió, no sabíamos lo que pasaba.
Fue todo tan repentino que no nos dio tiempo de saber dónde nos encontrábamos.
Todo era luz y silencio.
Percibimos que no estábamos solos, nos tanteamos, nos tocamos y supimos que éramos.
Cuando la luz nos alimentó y nos cuidó como una madre a sus hijos, nos dio el conocimiento y entendimiento del todo.
Ahí supimos quiénes éramos y dónde nos encontrábamos.
Somos mundos del saber.
Somos la sabiduría.
Mas la sabiduría debía tener una sede, un lugar donde guardar su conocimiento.
No podíamos disiparlo ni entregarlo a otras realidades, ni sabíamos cómo utilizarían la sabiduría del conocimiento.
Entonces creamos la Biblioteca Universal.
Primero tuvimos que conocer la luz.
¿Quién era?
¿Cómo era?
¿Por qué existía?
¿Cuál era su función?
¿Por qué brillaba y refulgía en miles de colores?
¿Por qué vibraba?
¿Qué era cadencia, qué era pulsación?
¿Por qué giraba?
Era mucho lo que debíamos descubrir, sobre todo la relación que teníamos con ella.
Lo más cercano a nosotros era la luz.
A pesar de sentir a nuestro creador, él no estaba con nosotros, y a pesar de que la luz nos protegía y amaba, nosotros nos sentíamos huérfanos del Principio Único.
Nos miramos unos a otros y vimos nuestras formas: éramos terminales que se extendían al infinito.
Miramos la luz y vimos un cabezal.
Extendimos nuestros terminales haciala luz, y nos unimos a ella.
Estábamos formando un todo, y este nos indicaba que podíamos unirnos a otras realidades.
Así lo hicimos: nos unimos a los cabezales, y al hacerlo, un tejido perfecto y armónico se iba formando.
Conforme se moldeaba, la luz se filtraba entre los filamentos y esta refulgía en miles de colores que se bifurcaban y entrelazaban.
Aquí comprendimos que habíamos descubierto la transmisión.
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108. We are the light and the knowledge: Our job is to filter. We are the filters of the universe; nothing passes through us but is allowed by our censors, and we can do it because we have the light. This accompanies us and guides us to be able to fulfill what we were created for. 108 109. Light penetrates our world and we send it to the entire universe. The light is the idea, and we make the universe understand it, we break it down, we put it properly in its proper place and we launch it to the ends of the universe with great care, with knowledge, understanding and love. We are also love. We love the universe and protect it from any interference. Light is important. How could light be understood if we did not exist? That's why our creator created everything else: so that one would help the other. We understand light and we know how to decipher it. Genetics is our specialty: it was created by us. We were able to do the recorded power distribution because the universal membrane was made up of the heads only, and we were able to extend them until they were attached to our terminals. We held on tight, spread the knowledge and were able to pass it on. To do so, we had to create the sources of knowledge: an eternal and endless archive. The neurons alone would be fluctuating without knowing what to do. We created the conduits and spread out into the universe. We are the knowledge. Through the circuits, we got to know our reality, where we really were. Our father, the Unique Principle, launched us into experience and living. We had to learn using all imaginable alternatives to survive. We had the light: it saved us, took care of us, gave us ideas, and with them, we built our reality. We never stop feeling the presence of our creator, our father. We were in our reality, and we had to continue living. For this we build, elaborate, fit and record. We managed to expand the light, causing it to infiltrate the universe, only then did we know where we were. Where were we? When the whole expanded, we didn't know what was happening. It was all so sudden that we didn't have time to know where we were. Everything was light and silence. We realized that we were not alone, we groped, we touched and we knew that we were. When the light fed us and cared for us like a mother to her children, it gave us the knowledge and understanding of everything. There we knew who we were and where we were. We are worlds of knowledge. We are the wisdom. But wisdom had to have a seat, a place to store its knowledge. We could not dispel it or hand it over to other realities, nor did we know how they would use the wisdom of knowledge. So we created the Universal Library. First we had to know the light. Who was? How was it? Why did it exist? What was its function? Why did it shine and shine in thousands of colors? Why was it vibrating? What was cadence, what was pulsation? Why was it spinning? There was much we had to discover, especially the relationship we had with her. The closest thing to us was the light. Despite feeling our creator, he was not with us, and despite the fact that the light protected and loved us, we felt like orphans of the Unique Principle. We looked at each other and saw our forms: we were terminals that extended to infinity. We looked at the light and saw a head. We extended our terminals toward the light, and joined it. We were forming a whole, and this indicated that we could join other realities. This is how we did it: we joined the headboards, and by doing so, a perfect and harmonic fabric was formed. As it was molded, light filtered between the filaments, shimmering in thousands of colors that branched and intertwined. Here we understood that we had discovered transmission.
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